¿Irme? Sí, y ser digno, tal vez.
¿Quedarme?
Sí, y ser verdadero.
De
todos modos, la dignidad (si es que existe),
tiene
infinitas caras posibles.
Vos
fuiste testigo de mi oscuridad más profunda,
y
habrás comprendido que convivo con ella
desde
hace años, que te excede ampliamente.
(así que liberate
de toda culpa o causa)
Irse
cuando uno tiene ganas de quedarse es indigno.
Quedarse
cuando uno tiene ganas de irse, lo mismo.
Que
se rían los idiotas,
que
gasten saliva
los
consejeros del mundo.
Yo
sigo mi camino, y es el de la verdad.
Te
guste o no, te asuste o no.
La
verdad.
La
del corazón,
la de los ojos.
La
de hoy.
Mañana
quién sabe.
Puedo
ser otro Horacio
de
esta Rayuela interminable que es la vida,
(qué casualidad, justo hoy
cumple Julito)
intentando
buscarte
en
futuras Magas, que las habrá, claro.
Pero no somos ellos.
No
sos la Maga.
No
soy Horacio.
(y menos mal, porque
a fin de cuentas Horacio es,
lisa y llanamente,
un pelotudo)
Tampoco
soy Florentino.
Tampoco
soy Martín, tampoco Bruno.
Tampoco
sos Fermina o Alejandra.
Sos
más hermosa que todas ellas.
Sos
real -partamos
de
esa base- y compleja,
indescifrable
algunas veces,
más que obvia otras,
luna llena de agua, risa mía,
aún no escrita: tu nombre mañana.
más que obvia otras,
luna llena de agua, risa mía,
aún no escrita: tu nombre mañana.
Somos
personajes de nuestra propia historia.
Sigamos
escribiéndola.
Yo
me quedo al lado tuyo.
No
pienso escaparme, esta vez.
Me
quedo aquí, inmutable.
No
me podés echar.
Y bueno: jodete por prestarme ese libro de Whitman.
MJT
26-08-2012