Flor del invierno,
exacta y hermosa.
Segundo nombre
que dice más
exactamente
tus ojos (uno
marrón
y otro a su lado)
y tus labios
y tus historias.
Perfume del bar
en cuyo umbral
seguiré viéndote
por siempre
quizás un poco
temerosa,
quizás buscando
algo sin saberlo,
quizás
escapándote del ruido.
Animarse a decir
“quiero verte de
nuevo”.
Creer que ella también
se cansó de este
sol,
viene a mojarse
los pies a la luna.
Que ella se apartó del mundo
y quiere, como
yo,
construír un
Plutón
acá en la Tierra.
acá en la Tierra.
Creer,
ciegamente,
que cicatrices
pasadas ya no dolían.
Confiar que vos y
yo,
juntos contra
todo el pasado,
contra todos
los males de este
mundo.
Imaginar que podíamos
sembrar jazmines
en este páramo contaminado.
Noches de luz en
mi túnel
oscuro y solitario,
en
tu casa fría
que sin embargo era
cálida y amable
porque estabas
vos
y el alma de tu abuela
y tu colección de
libros
y discos y películas
que continuarán esperando
mi llegada,
tu gato
ronroneando,
el vino, el chocolate,
el faso la
guitarra
la noche que transcurre,
las mutuas
interrupciones,
tanto era lo que
teníamos
para decirnos.
Paisaje que uno
promete
volver a visitar,
y deja pendiente
flores,
besos,
caricias,
palabras.
Más flores que
debería haberte llevado,
más canciones en
tu puerta,
como un caballero
que cruza el foso
y se enfrenta al dragón,
sin armadura,
sólo con su coraje.
Limpiar mi
cuarto,
mi piano.
Abandonar la
desidia.
Enfrentar al dragón-fantasma.
Sanar heridas,
Sanar heridas,
encender fuegos.
Limpiar mi vida
por vos.
MJT
28/9/2015