Cuántas risas
-llanas
carcajadas
mandalas-
pasarán
hasta que puedas
reírte acá
conmigo,
hasta que el tren
de carcajadas nos
lleve
a nuevas
estaciones.
Cuántos inviernos
testigos de
regresos
solitarios,
rutinas
de cervezas piernas
pizzas
cigarrillos
labios
otras risas pero
sin
la carcajada
mandala
que se queda en
las venas,
que se hace
sangre.
Cuántas historias
tendré para
contarte.
Cuánto tiempo más
nos llevará
entendernos.
Cuánta claridad
habrá,
por fin, en mis
ojos,
en el corazón
ciego
que te busca incansable,
cuando la
respiración
nos una, nos
lleve
de la mano por
países
de cielos y
cascadas,
sonando tu
carcajada mandala,
soñando tus ojos
almendra,
cantando nuestra
música infinita.
Y es que estás
desde siempre
al lado mío, como
un pececito
que llora y pide
agua
pide juegos,
mandalas,
canciones y
caricias.
Y es que estoy
desde siempre
al lado tuyo,
como el sapito
que duerme así,
contento
(como ahora,
después de que
tu carcajada
mandala
ilumina la
noche).
Cuánto podrán
amarte
mi sonrisa mis
brazos
mis tiempos mi
peso
mis
preocupaciones
mis miedos
mis fracasos.
Siempre será
menos
que lo justo,
siempre será
apenas
lo necesario
para seguir
teniendo
la estúpida
esperanza
la esperanza
mandala
de un amor que
nos salve
de la implacable nada.
MJT
18/6/2015