martes, 4 de agosto de 2015

limoncello



Limonero nuestro
que estás en el parque,
símbolo de niñez que aún perdura
en esta casa de paredes muertas.

Arbol de pie en un páramo sin vida,
templo de días lejanos
de hamacas y sol,
tumba de los juegos de la infancia
seguramente profanada por última vez.

Danos hoy nuestro licor de cada año
destruye los fantasmas,
limpia heridas (el alcohol, claro)
y líbranos del invierno
y de tantas noches de naufragio
y de oscuros días sin años,
amén.

MJT
2/8/2015