Quemá todas las
tristezas.
Quemá toda la
maldad.
Quemá todas las miserias.
¡Sean cenizas por
la eternidad!
Quemá todas esas
rosas
que se murieron
de amor.
Quemá todas esas
cosas
que te ocultaron
el sol.
Y todas esas palabras
que se robaron tu voz.
Y todas esas palabras
que se robaron tu voz.
Quemá todo lo que
dijeron de vos.
Quemá todo tu
dolor.
Quemá nombres,
miedos, procrastinación.
¡Que ardan en el
fuego de hoy!
Quemá todas esas
horas
de esperas y de
ansiedad.
Quemá todas esas
hojas
de árboles que no
florecerán.
Quemá siempre en
tu fogata
lo que ya no
sirva más.
Porque en este
largo viaje
liviano tendrás
que andar
para que no te
atrapen
los cazadores del
mal.
¿Qué más vas a
pedirle a la vida
si todo está en
su lugar?
¿Qué más, que no
sea tiempo, magia
y aire para
respirar?
MJT
25/6/2016