jueves, 28 de abril de 2016

así


Como dos chicos compartiendo tardes
de juegos, recorridas en bici,
leche y tostadas, galletitas de abuela.

Como una taza de café o un vaso de whisky,
chocolate y almendras,una canción del Flaco,
sagrados mandalas que alegran corazones,
disipan penas, ahuyentan soledades.
Pequeños remansos
en las turbulentas aguas de la vida.

Como un rayo que paraliza el mundo
y me deja estaqueado -así es, Julio-
a la intemperie, me corta la luz,
me obliga a una lumbre de verdades.

Como el frío implacable    
que atraviesa mis huesos mientras espero el bondi
y siento el impulso de ir hasta tu casa,
tan sólo a ver cómo estás,
tan sólo a darte
una flor una canción un abrazo
y lograr tu sonrisa
que ilumina todas las estrellas,
que hace salir el sol en plena noche
acelerando el pulso de los días,
quizás intentar encender tu estufa,
reírnos un rato de nuestros males,
encerrar a los dinosaurios en el fondo
y entonces tan sólo ser nosotros mismos
tan sólo darte un beso apasiondo
y volverme,ya no tan solo,
sino habiendo encendido también el alma.

Así son tus  ojos de Luna.
Así es tu pelo que acaricio
desesperadamente,
rindiéndome ante la magia
de la sensualidad, buscando 
tu hermoso sexo
para sentirte vibrar conmigo
aunque sea un instante.
Así es tu cuerpo que encierra
un alma atormentada, castigada, herida,
pero aún de pie,
aún creyendo que oliunidislóv,
aún intentando ver colores,
hasta en los ciegos grises de oficina.

Así te veo,
así te quiero,
así te busco.
Sin que importen ya monstruos o fantasmas.
Así te espero,
y mientras tanto crezco,
sano heridas, maduro actitudes,
para no emborracharte
con miedos y miserias,
sino con un licor fuerte y antiguo
cuya receta estaba desde siempre
escrita en nuestra vida, y que decía:
mezcle besos, ternura, flores,
agregue humor y música,
un poco de misterio, muchos sueños,
añada amor, respeto y coraje
y una sospecha de sana locura.



MJT – 28/4/2016

sábado, 2 de abril de 2016

vida nueva




Disfrutar (y aprender a bancar)
la soledad,
la intemperie,
la cercanía,
la lejanía,
la responsabilidad,
la madurez.

Comodidades,
encuentros,
la paz de ser
uno mismo,
la dicha impagable
de la libertad.

Tristezas que insisten
en llegar a la orilla,
pero ya no te arrastran
mar adentro,
donde no hacías pie.

En el horizonte, la niebla:
aumentos, tragos amargos.
Contemplar las cosas
desde otro ángulo. Desde
la mirada del pájaro
sobre las nubes.

Habrá que pelear
cada segundo,
habrá que disfrutar
cada instante.
Conciencia de la vida
más que despierta.
El amor y el arte,
siempre como banderas.

Después de todo, un guerrero
no detiene jamás su marcha.




MJT – 30/3/2016