Como dos chicos compartiendo tardes
de juegos,
recorridas en bici,
leche y tostadas,
galletitas de abuela.
Como una taza de
café o un vaso de whisky,
chocolate y
almendras,una canción del Flaco,
sagrados mandalas
que alegran corazones,
disipan penas,
ahuyentan soledades.
Pequeños remansos
en las
turbulentas aguas de la vida.
Como un rayo que
paraliza el mundo
y me deja
estaqueado -así es, Julio-
a la intemperie, me
corta la luz,
me obliga a una
lumbre de verdades.
Como el frío
implacable
que atraviesa mis
huesos mientras espero el bondi
y siento el
impulso de ir hasta tu casa,
tan sólo a ver
cómo estás,
tan sólo a darte
una flor una
canción un abrazo
y lograr tu
sonrisa
que ilumina todas
las estrellas,
que hace salir el
sol en plena noche
acelerando el
pulso de los días,
quizás intentar
encender tu estufa,
reírnos un rato
de nuestros males,
encerrar a los
dinosaurios en el fondo
y entonces tan
sólo ser nosotros mismos
tan sólo darte un beso apasiondo
y volverme,ya no
tan solo,
sino habiendo
encendido también el alma.
Así son tus ojos de Luna.
Así es tu pelo que acaricio
desesperadamente,
rindiéndome ante
la magia
de la
sensualidad, buscando
tu hermoso sexo
tu hermoso sexo
para sentirte
vibrar conmigo
aunque sea un
instante.
Así es tu cuerpo
que encierra
un alma
atormentada, castigada, herida,
pero aún de pie,
aún creyendo que
oliunidislóv,
aún intentando ver
colores,
hasta en los
ciegos grises de oficina.
Así te veo,
así te quiero,
así te busco.
Sin que importen ya
monstruos o fantasmas.
Así te espero,
y mientras tanto crezco,
sano heridas,
maduro actitudes,
para no
emborracharte
con miedos y
miserias,
sino con un licor
fuerte y antiguo
cuya receta
estaba desde siempre
escrita en
nuestra vida, y que decía:
mezcle besos,
ternura, flores,
agregue humor y
música,
un poco de
misterio, muchos sueños,
añada amor, respeto
y coraje
y una sospecha de
sana locura.
MJT – 28/4/2016