Todos los elefantes del mundo
en una estampida
sobre el pecho.
Todo el universo
empujando,
abriéndose paso
entre la Nada.
Todo el calor de
todos los cuerpos
y de todas las
manos:
caricia de madre,
trompada
de enemigo,
placer de amante.
Todo el frío de
todos los témpanos
y todas las
mañanas de colegio,
lluvia lecciones tinta
pizarrón
figuritas bancos
recreos.
Toda la música
del alma
escuchada y
creada en soledad.
Todos los
conciertos cumpleaños asados
juegos besos
charlas madrugadas
mates risas
proyectos sueños.
Todos esos
momentos en que el mundo
dejó de girar en
vano.
Todo eso son tus
ojos,
cuando encuentran
a los míos
y nos une la
sonrisa
en esa
celebración tan nuestra.
Todo eso, sumado
a la trágica
sensación de desamparo,
certeza de
finitud y muerte
de que seguramente
no me alcance
la vida para
amarte.
Todo eso junto, a
veces separado,
-inconstante o
permanente, da lo mismo-
todo eso tan humano,
luminoso, oscuro.
Todo eso soy cuando
vos estás cerca.
Me siento vivo,
en peligro, sin tiempo.
Afortunado,
único, desdichado, feliz.
Y siento la
imperiosa necesidad
de ser mejor,
cambiar,
abandonar
fantasmas,
sembrar un
paraíso
lleno de pájaros
risas música.
¿No podés ver que
siempre ha sido así?
Date por enterada:
estampida universo
calor frío mañanas
bancos y figuritas
camino de regreso
al hogar
a uno mismo.
MJT
11/4/2015