Compañera de
insomnios,
trasnoches
películas,
chocolates.
Si escribo sobre
lo hermoso de tu sexo,
me vas a tildar -seguramente-
de machista.
Pero se sentía
tan correcto abrazarte,
acariciar tus
piernas, besarte,
penetrar (poder
hacerlo) y escuchar
tus gemidos que
me convertían en hombre.
Por supuesto lo
que más me importa
son las
interminables carcajadas
con Alejo y
Valentina, Los Simpsons, Eameo,
Les Luthiers, los Honest Trailers…
Y los encuentros
que tanto me faltaron.
Vos haciéndome
conocer a Buster Keaton,
a Miyazaki, yo a
Gustav Mahler,
reencontrarnos
ambos con Dolina.
Discurrir horas y
horas
(siempre demasiadas para mi,
siempre pocas para vos)
sobre música,
enseñanza, cultura,
educación,
política, infancia,
los sueños, la
salud, la muerte.
Escucharte,
asombrado con tu inteligencia.
Discutir
interrupiéndonos y también
lastimándonos sin
intención
(es que tenemos tanto para decir,
fuimos tan poco tenidos en cuenta,
tan lastimados, descartados,
abandonados olvidados muertos)
hasta que la cosa
se convirtiera
en un torbellino
de malentendidos
y palabras que
hieren, entonces basta.
Hacernos parte de
nuestros pasados.
Sabiendo ambos
que llenábamos vacíos ajenos.
Pero no importa,
era tan humano estar ahí.
Tan parecido a lo
que pocas veces tuve.
Me queda el olor
de tu pelo
cuando salías de
bañarte
la imagen de tu
shorcito
que me incitaba a
la acción,
tu voz y tus
comidas y tu risa
y las gomitas
Mogul y el helado,
y los mosquitos molestándonos
a las seis de la
mañana,
nuestra hora de
dormir.
Todo eso en un
boleto que dice
“IDA Llavallol –
Gerli”
Aunque nunca haya
creído esa boludez
tan yanqui de San
Valentín, y aunque
a vos seguramente
esto te enoje,
fue el primero
que pasé acompañado,
(seguro te retorcés
de tanta cursilería)
por ende siempre
voy a recordar
ese 14 de
febrero, cuando fuimos
a la feria de las
colectividades
y comimos esos sandwich
de bondiola
del stan de
Finlandia, y yo tomé
dos cervezas de
Alemania,
y caminamos entre
la gente
por la plaza, en
silencio,
un poco
disimulándonos
en el ruido, el
jolgorio,
un poco perteneciéndonos,
escondiendo las
penas,
olvidando las
cruces
que llevaremos
ambos hasta el fin.
MJT
28/3/2015