domingo, 25 de enero de 2015

oda a mi mach3



¡Oh, navaja implacable! 
Cuántos recomienzos forjados
en mi adolescencia veinteañera.
Cuántas patillas barbas bigotes
asesinados con impávida dureza,
apenas suavizada por espumas,
por jabones o simplemente nada,
cuando la malaria o el olvido.
Testiga fiel de mis días sin años, 
de lagañas, mañanas, tarareos,
de resignaciones y de insomnios.
Extrañaré por siempre tus caricias,
sensación de borrón y cuenta nueva.
Nunca nadie podrá entender mi cara
como lo hacías vos, y estoy seguro
que mi sonrisa y su luz ya poblada
serán un poco el reflejo de tu ausencia.
Hasta siempre, filosa compañera. 
Todos los rostros limpios
tienen ahora tu nombre.

MJT
22/1/2015