Vaciar y
desenchufar
la heladera.
Tirar aquello
que esperaba su
turno
para ofrendarse
en alimento
y fué relegado a
estantes,
en su lugar pobre
delivery.
Olvidar besos
que naufragaron
en mares
abiertos,
bajo lunas.
Comprender
tiempos.
Las horas de
esperar
en vano espejos,
dieron frutos.
Pertenecen a tu
historia.
Presenciar
deshielo,
verano de partidas
y regresos. De
cielo
en blanco,
enorme, lejísimo.
Intuír el año,
agazapado,
felino de ojos
abiertos,
esperando la
caricia
de tus manos.
Fruta madura,
servida
para la sed de tu
alma
llamada por
ancestros
a brillar
con locura.
MJT
10/1/2017
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