Era Santiago.
Por supuesto.
Siempre fué
Santiago.
Y fué
Gendarmería.
El Estado es
responsable.
Siempre lo
supieron.
Y no hicieron
nada.
Los medios
lacayos
amigos de lo
espurio
lo encubrieron.
Que fueron los
mismos mapuches,
(a quienes
Santiago defendía),
que estaba en
Chile,
que había un
pueblo en donde
"todos se
parecen a Santiago",
y demás
disparates.
También son
cómplices.
Algún día la
historia
los juzgará como
corresponde.
El mundo vuelve a
hablar
de un
desaparecido argentino.
Somos noticia :D
La revolución de
la alegría,
señoras y
señores.
Globos de
colores, sin rostro.
Como ese cuerpo
hallado río arriba,
al que una
candidata comparó
con el de Walt
Disney.
Hasta allí llega
su cinismo.
Pero ni siquiera
me sirve ahora
pedir que no los
voten el domingo,
o pedir que
renuncien.
La tristeza y la
bronca
son demasiado
fuertes
como para pensar
en eso.
Sólo queda el
fútil intento
de hacer un poco
nuestro
el dolor de esa
pobre familia.
Queda
compadecerse
de aquellxs que
ningunearon
el caso, que
incluso se mofaron,
que dijeron
"tanto lío
por un jípi
roñoso",
al salir de la
misa del domingo,
de rezarle... a
quién?
En qué creen?
Qué defienden?
Conocen acaso el
amor?
La solidaridad?
Son tan
chiquitos.
Me retracto, no
se los puede
compadecer.
Queda
despreciarlos.
Queda exigir
justicia
y castigo a los
culpables.
Queda poner el
cuerpo,
la mente, las
palabras, las ideas,
la música y la
vida
como escudos
entre ese cuerpo y la nada,
entre los sueños
y las gorras.
los ideales y las
botas.
Entre ese cuerpo
que ayer fué también
Mariano Ferreyra
o Luciano Arruga.
Que fueron
treinta mil,
hace ya no tantos
años.
Queda resistir,
crear,
escribir,
encontrarse y amar,
amar más que
nunca.
Queda gritar bien
fuerte:
Santiago
Maldonado,
PRESENTE!
Ahora y siempre!
MJT
20/10/2017
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